Hora

martes, 29 de junio de 2010

Y el extraterrestre florece...


   Un día, como cualquier otro, me puse a pensar que estaba súper estresada por mis estudios y problemas personales. Decidí irme de viaje. Saqué todos mis ahorros de la alcancía también, lo poco que tenía en el banco y agarré lo primero que observé de ropa.

   Reservé un pasaje en el crucero más caro y lujoso, llamado “Black Pearl”. Pasaría doce días en el mar, disfrutando de todas las bellezas que tiene el crucero: sus lujosas recámaras, su restaurante fino con una vista increíble al mar, entre otras cosas. De pronto algo sucedió, un barco que llevaba petróleo se cruzó enfrente del crucero, chocó contra nosotros dañando la mayor parte del lujoso barco.

   Muchas personas murieron, yo quedé vagando en todo el mar hasta que llegué a una isla desierta, donde no había más que unos pequeños árboles de frutas exóticas y una hermosa palmera, era la más bella que había visto en mi vida y en la punta tenía muchos cocos. Me estaba muriendo de hambre agarré una roca y la lancé contra los cocos, como estaban muy arriba me costó pero logré pegarle a uno. Me dije:” ¿cómo rayos hago para abrir ésta cosa?” afilé una roca.

  Empecé a tratar de abrirlo, cuando le había quitado la mayor parte de su estopa me di cuenta que estaba seco. Me impactó ver que había otro tipo de cosas. Parecía un pequeño mundo. Me interesó tanto que quise meterme, pero no podía porque era demasiado grande, de repente me acordé que tenía unas pastillas que me había dado mi hermano que es científico y que trabaja en un laboratorio, me dijo que solamente las usara en momentos de emergencia que era la cura para muchos problemas, pensé: ¡esta es una emergencia! y me tomé dos de ellas.

  Al cabo de unos minutos comencé a sentir mareos, veía todo más grande. Era yo encogiéndome, me asombré mucho y me desmayé. Reaccioné y noté que seguía pequeña aproveché y me metí al coco. Todo era muy oscuro y me dio miedo, pensé muchas veces en irme pero a la vez me intrigaba lo que había dentro de la fruta. Agarré valor, caminé y logré ver una luz. Era una ciudad Hermosa, limpia y pacífica en donde vivían unos seres muy extraños que no parecían humanos, tampoco animales. Tenían la cabeza grande, eran muy pequeños y tenían tres ojos. Sorpresivamente hablaban el idioma español. Iba entrando poco a poco a la ciudad, las personas me miraban raro pero me saludaban. Me ofrecieron comida, frutas raras y bebidas.

   Llegué a lo que parecía ser un palacio, entré y me llevaron con su rey que no era nada parecido a los demás habitantes. Este parecía más humano, se parecía más a Michael Jackson aunque, creo que no era él porque no bailaba. Me invito a comer, me ofreció ropa y un lugar donde quedarme. Al ver que los seres vivientes me habían recibido muy bien, me puse a pensar como era mi vida y el mundo en el que yo vivía, donde no podía ir a la tienda sin que me robaran lo poco que llevaba para comprar pan y frijoles, en donde los trabajos y las personas son tan odiosas. Comparado donde yo vivo esto es un paraíso en donde no quería alejarme. Nadie me rechazó, sentí que la vida tenía sentido ahora. Hubo una noche en la que pensé: ¿qué debo hacer para regresar a mi mundo donde están mis amigos, mi familia y mi trabajo? con el dolor de mi alma decidí irme de allí. Tenía que aceptar mi realidad. Las pastillas habían perdido su efecto, comencé a correr lo más rápido que podía yo sabía que si crecía dentro del coco iba a destruir toda la ciudad. Milagrosamente a manera que iba creciendo, iba corriendo más rápido. Como pude salí del coco sin destruir nada.

Siempre me queda el recuerdo de lo bello que era, de las cosas que observé y viví. Estaba harta de estar sola en la isla tomando agua de coco y comiendo pescado, fue ahí cuando me percaté que llegaban a rescatarme, me sentí tan feliz de regresar a casa luego de mis vacaciones inigualables. Me llevé el coco a mi casa para cuidarlo y tenerlo de recuerdo, concluí que fui un habitante más del picudo del cocotero.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Que lleno de imaginacion!!! me impacta como podes hacer que imagine lo que viste, muy bonito
F. Alex Guillen