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miércoles, 30 de junio de 2010

El pilar más alto



   Sin duda eres la más grande bendición que existe. Tengo la dicha más hermosa de tenerte a mi lado. Tú, una sabedora de la vida, luchadora, capaz de afrontar las berreras del camino, una persona fuerte que jamás se da por vencida, tú mi mayor ejemplo a seguir. Sabes, muchas veces me he preguntado ciertas cosas sobre ti pero, me da vergüenza preguntártelas. Algo que admiro y admiraré de ti será la fortaleza y la lucha constante que tienes con tus obstáculos, esos que te hacen ser la más especial.



  Le doy gracias al único culpable por haberte puesto en mi camino. ¡Sí! Ese culpable es Dios, que me ha demostrado que me ama por todas la bendiciones que recibo día con día, en donde tú eres la más tierna, hermosa y grande de todas.



  Muchas veces discutimos, lloramos, reímos, salimos a dar un paseo, cocinamos, hablamos de nuestros problemas e infinidad de cosas en donde necesitaría un libro para escribirlas todas aunque, no estoy segura que sea lo suficiente grande para describir las cosas que vivimos juntas. Algo que siempre admiro de ti, son tus más humildes y sabios consejos. Sé que por veces (por no decir la mayoría) soy testaruda y cuando me dices cosas que no son de mi agrado, dejo todo a un lado y no hago caso a tus palabras pero, siempre estás ahí insistiéndome para aprender a ver la vida de una forma diferente y así darme cuenta que no todo es color de rosa y que siempre habrán piedras en el camino. Gracias por ser mi cómplice, compañera, amiga, hermana y la mejor madre de todas, quien nunca me fallará y siempre estará conmigo a pesar de las adversidades que nos rodean. Tal vez no te diga seguido la frase “te amo” pero quiero que sepas, que te amo con todo mi corazón y que eres la persona más especial e increíble que tengo. Mamita, Gracias por ser el pilar más grande de mi vida.

martes, 29 de junio de 2010

Y el extraterrestre florece...


   Un día, como cualquier otro, me puse a pensar que estaba súper estresada por mis estudios y problemas personales. Decidí irme de viaje. Saqué todos mis ahorros de la alcancía también, lo poco que tenía en el banco y agarré lo primero que observé de ropa.

   Reservé un pasaje en el crucero más caro y lujoso, llamado “Black Pearl”. Pasaría doce días en el mar, disfrutando de todas las bellezas que tiene el crucero: sus lujosas recámaras, su restaurante fino con una vista increíble al mar, entre otras cosas. De pronto algo sucedió, un barco que llevaba petróleo se cruzó enfrente del crucero, chocó contra nosotros dañando la mayor parte del lujoso barco.

   Muchas personas murieron, yo quedé vagando en todo el mar hasta que llegué a una isla desierta, donde no había más que unos pequeños árboles de frutas exóticas y una hermosa palmera, era la más bella que había visto en mi vida y en la punta tenía muchos cocos. Me estaba muriendo de hambre agarré una roca y la lancé contra los cocos, como estaban muy arriba me costó pero logré pegarle a uno. Me dije:” ¿cómo rayos hago para abrir ésta cosa?” afilé una roca.

  Empecé a tratar de abrirlo, cuando le había quitado la mayor parte de su estopa me di cuenta que estaba seco. Me impactó ver que había otro tipo de cosas. Parecía un pequeño mundo. Me interesó tanto que quise meterme, pero no podía porque era demasiado grande, de repente me acordé que tenía unas pastillas que me había dado mi hermano que es científico y que trabaja en un laboratorio, me dijo que solamente las usara en momentos de emergencia que era la cura para muchos problemas, pensé: ¡esta es una emergencia! y me tomé dos de ellas.

  Al cabo de unos minutos comencé a sentir mareos, veía todo más grande. Era yo encogiéndome, me asombré mucho y me desmayé. Reaccioné y noté que seguía pequeña aproveché y me metí al coco. Todo era muy oscuro y me dio miedo, pensé muchas veces en irme pero a la vez me intrigaba lo que había dentro de la fruta. Agarré valor, caminé y logré ver una luz. Era una ciudad Hermosa, limpia y pacífica en donde vivían unos seres muy extraños que no parecían humanos, tampoco animales. Tenían la cabeza grande, eran muy pequeños y tenían tres ojos. Sorpresivamente hablaban el idioma español. Iba entrando poco a poco a la ciudad, las personas me miraban raro pero me saludaban. Me ofrecieron comida, frutas raras y bebidas.

   Llegué a lo que parecía ser un palacio, entré y me llevaron con su rey que no era nada parecido a los demás habitantes. Este parecía más humano, se parecía más a Michael Jackson aunque, creo que no era él porque no bailaba. Me invito a comer, me ofreció ropa y un lugar donde quedarme. Al ver que los seres vivientes me habían recibido muy bien, me puse a pensar como era mi vida y el mundo en el que yo vivía, donde no podía ir a la tienda sin que me robaran lo poco que llevaba para comprar pan y frijoles, en donde los trabajos y las personas son tan odiosas. Comparado donde yo vivo esto es un paraíso en donde no quería alejarme. Nadie me rechazó, sentí que la vida tenía sentido ahora. Hubo una noche en la que pensé: ¿qué debo hacer para regresar a mi mundo donde están mis amigos, mi familia y mi trabajo? con el dolor de mi alma decidí irme de allí. Tenía que aceptar mi realidad. Las pastillas habían perdido su efecto, comencé a correr lo más rápido que podía yo sabía que si crecía dentro del coco iba a destruir toda la ciudad. Milagrosamente a manera que iba creciendo, iba corriendo más rápido. Como pude salí del coco sin destruir nada.

Siempre me queda el recuerdo de lo bello que era, de las cosas que observé y viví. Estaba harta de estar sola en la isla tomando agua de coco y comiendo pescado, fue ahí cuando me percaté que llegaban a rescatarme, me sentí tan feliz de regresar a casa luego de mis vacaciones inigualables. Me llevé el coco a mi casa para cuidarlo y tenerlo de recuerdo, concluí que fui un habitante más del picudo del cocotero.

Ganarle al "no puedo"

   “Te dejo este celular para que sigamos en contacto”. Esto decía la nota dejada por Alejandro Figueroa, un muchacho de veinte años de edad, estudiante de ingeniería eléctrica de la universidad Centroamericana José Simeón Cañas. La nota fue encontrada en su dormitorio, a la par de su computadora y junto a ella un celular. Según datos de su ex novia Carolina, estudiante de la universidad José Matías Delgado, se conocieron en un campamento organizado la UCA. “lo conocí hace tres años, el mejor amigo de él era compañero de infancia mío y nos presentó. Luego de terminar el campamento mantuvimos comunicación a través del Messenger, Facebook, y teléfono fijo pues, él no tenia celular”.

   Carolina relató que él era un chico aparentemente tranquilo. “Nos fuimos conociendo poco a poco, salíamos a pasear y habitualmente por las noches hablábamos por el Chat. Me entró curiosidad de saber por qué no tenía un celular y le pregunté, me dijo que no tenía celular desde hace dos años, pues el tener un móvil sólo era para que lo asaltaran. Siempre le rogué para que comprara uno pero nunca lo hizo, al menos yo no me di cuenta que lo hiciera”. El chico fue obsesionándose con Carolina, era muy celoso, le molestaba que tuviera amigos y que en su Facebook le comentaran muchachos. “al principio todo fue bonito, llegaba a traerme a la universidad, íbamos al cine e incluso me ayudaba con mis tareas. Teníamos problemas como en todas las relaciones pero los supimos arreglar. Al año de andar de novios, tuvimos relaciones coitales. Todo era rutinario. Llegaba a mi casa veíamos películas, escuchábamos música y luego a lo de siempre tener relaciones. Siempre nos protegíamos por que no queríamos un embarazo no deseado. De repente, llegaron demasiados problemas a mi vida, en casa no alcanzaba el dinero para la mensualidad de mi universidad, tenía que comprar muchos folletos de las materias y no me alcanzaba el dinero, incluso dejaba de comer para comprar las separatas de cada materia, mis padres estaban en planes de divorcio, el matrimonio ya no iba bien habían muchas peleas y todo por el mismo tema “el dinero”. Mi papá era un alcohólico ya no aportaba dinero para los gastos de la casa, estaba a punto de perder el trabajo por ese maldito vicio por que siempre llega tarde y tomado, mientras mi madre se rompe el lomo para pagar todas las cosas del hogar y universidad. No me desahogaba con nadie, no quería preocupar a mis padres ni a mi novio”.



   La chica se sentía sola y sin apoyo. “Todo este tiempo ha sido difícil para mí, sin embargo, siempre mantenía una sonrisa en mi rostro. Mis amigos me contaban sus problemas y yo siempre estaba dispuesta a ayudarlos. Alejandro llegó a notar una vez mi tristeza, no aguantaba todo lo que estaba pasando en mi vida, solo cuando teníamos relaciones coitales me sentía bien, se me olvidaban los problemas, se me olvidaba todo. Esa vez lo hicimos sin protección nos dejamos llevar por el calor del momento, estábamos más que seguros que no iba a suceder nada. Pasaron los días y los problemas seguían”.

Ambos se querían pero algo inesperado pasó. “en los próximos días comencé a sentirme mal, tenía doble visión, estaba perdiendo el habla, sentía un hormigueo en mi mamo izquierda, llegaron nauseas y antojos de cualquier comida. Me preocupé y me hice una prueba de embarazo, definitivamente, ¡estaba embarazada! Me parecían extraños los síntomas que sentía pues, no tenían nada que ver con el embarazo, pero no le preste mucha atención. Otro problema más a mi vida. No sabía como decirle a Alejandro lo que estaba pasando. ¿Por qué durante todo el tiempo que hemos andado, no tengo la suficiente confianza para decirle las cosas? Preguntas como estás invadían mí cabeza, no encontraba la salida del túnel, un túnel que tarde o temprano iba a cerrarse por completo”.

   Alejandro estaba ajeno a toda la situación, no se imaginaba la gran sorpresa que le tenía su novia. “sin tantas cosas y sin pensarlo tomé varias pastillas para no despertar jamás, quería morirme no le hallaba sentido a la vida, no quería tener a este niño producto de un error…”

   Carolina fue hallada en estado grave dentro de su cuarto, a la par estaban los botes de pastillas que había injerido, rápidamente la llevaron al hospital. Paso en coma durante cinco días, asombrosamente sucedió algo que nadie lo podía creer. Los síntomas que había sentido no solo eran de embarazo sino también, de una enfermedad poco conocida: “esclerosis múltiple” esta ataca el sistema nervioso central que afecta al cerebro, tronco del encéfalo y a la médula espinal. La mielina sustancia que recubre las fibras nerviosas, resulta dañada y entonces la habilidad de los nervios para conducir las órdenes del cerebro se ve interrumpida.

   En efecto, tenía la enfermedad de esclerosis múltiple, ya que el sistema nervioso ataco su vista, su mano izquierda y su habla. De no haberse tomado las pastillas y mas tarde despertar en el hospital no se hubiera conocido este diagnóstico pues los exámenes detectaron problemas en su sistema nervioso y decidieron practicarle estudios que van acorde a esta enfermedad.


   “jamás pensé que me sucedieran tantas cosas a la vez, no entiendo por qué Dios me tiene con vida, si yo no la quiero” dijo la chica desgarrada. Pasaron los días y le dieron de alta, tenia que comenzar con una nueva vida, afrontando su enfermedad y su embarazo a la vez. Querían que estuviera en control con un psiquiatra para que no cometiera la misma estupidez que hizo. Regreso a casa y se encontró con una noticia impactante. Su novio se había suicidado.

   En el dormitorio de Alejandro se encontró una nota que decía “te dejo este celular para que sigamos en contacto”, junto a ella un celular, el cual había comprado cumpliéndole el deseo a su novia que un día le pidió. El joven se había matado. En el tiempo que Carolina se encontraba en el hospital, Alejandro había apostado su carro en una carrera de autos, perdió la carrera y por ende su carro, sin el automóvil no era nada, pues le había costado mucho esfuerzo tenerlo. Se ahorco en el baño de su cuarto y dejó esa nota. Carolina no encontraba explicación alguna a lo sucedido. “Por qué me deja esto, por qué”.

   A la muchacha se le ocurrió revisar el celular, encontró las respuestas a sus preguntas. Imágenes del muchacho con su carro, fotos de con pandilleros, golpes en su espalda y una foto de una nota que decía “te matas o te mato” la mirada de Carolina se perdió en su propio abismo, sentía su cuerpo tembloroso. Alejandro era de una pandilla lo amenazaron y prefirió matarse el mismo. Han pasado 3 años de lo ocurrido, Carolina está en una fundación de esclerosis múltiple en donde recibe un control y tratamiento de su enfermedad, tiene a una niña preciosa llamada Alejandra “fueron obstáculos en mi camino que logré pasar eso es ganarle al “no puedo” estoy con mi hija y con el tratamiento de mi enfermedad. Fue duro no tener el apoyo de quien un día fue el amor de mi vida, mi primer amor.”

   En la vida hay barreras que por muy duras que sean, hay que enfrentarlas una frase que Carolina utilizó para seguir adelante fue: “hay hombres que luchan un día y son buenos, hay hombres que luchan un año y son mejores, hay hombres que luchan muchos años y son muy buenos; pero también los hay que luchan toda su vida: ¡ésos son los imprescindibles!”.

Cantando por el baño


   Son las 7:00 de la mañana. La alarma de mi celular suena con una peculiar canción, “Abusadora”, de Wisin y Yandel. Me despierto y me dirijo hacia la recámara de mis padres para darles el beso de los buenos días. Me espera el concierto rutinario, por cierto, no en un estadio, tampoco en el famoso Gimnasio Nacional y menos en la Feria Internacional. Es un lugar más especial; donde no recibo críticas, abucheos ni felicitaciones, tan solo lamentaciones de los espectadores.


   Con un público fiel que sufre cada día de este concierto y aunque no lo pueden observar lo pueden escuchar; son personas que nunca me fallan a la hora de ducharme y ellos son mi familia. Esta mañana he decidido deleitarlos con canciones rancheras. ¡Sí! esas canciones que ponen en los bebederos cuando la esposa ha dejado a su marido, las que escucha mi papá los sábados y domingos para relajarse. Sin más espera, comienza el concierto con una canción muy famosa de “Chente Fernández” que dice “aunque malgastes el tiempo sin mí cariño y aunque no quieras este amor que yo te ofrezco…”.


   Al fondo, detrás de la puerta del baño, se escuchan las risas del público. Por otra parte, en medio de carcajadas y comentarios mi padre que dice “mi hija no canta, sino que aúlla”. Sigo cantando, esta vez: “por mujeres como tú”, “cuidado”, “directo al corazón” y “sigo siendo tu dueño”, un estupendo mix de Pepe Aguilar, y entre tanto canto, es decir, alarido, he llegado a la deducción y mi ducha puede testificar que yo sería una buena cantante de rancheras en las mañanas.